
Las deliberaciones que dieron lugar a la Declaratoria se dieron en el paraje Piedra Alta, próximo a la ciudad de Florida, a 98 km de Montevideo, y fueron presididas por el presbítero Juan Francisco Larrobla.
Ese día, se declararon tres leyes, las cuales recibieron el nombre de "Leyes de la Florida" o "Leyes fundamentales del 25 de agosto de 1825", y fueron:
- La Ley de Independencia con respecto al Imperio del Brasil.
"...Se declara de hecho y de derecho, libre e independiente del Rey de Portugal, del Emperador del Brasil, y de cualquiera otro del universo, y con amplio poder para darse las formas que, en uso y ejercicio de su soberanía, estime conveniente."
- La Ley de Unión de la Provincia Oriental a las Provincias Unidas del Río de la Plata.
"...Queda la Provincia Oriental del Río de la Plata unida a las demás de este nombre en el territorio de Sud América, por ser libre y espontánea voluntad de los pueblos que la componen, manifestada con testimonios irrefragables y esfuerzos heroicos desde el primer período de la regeneración política de dichas provincias."
- La Ley de Pabellón, que estableció como pabellón de la Provincia Oriental la tricolor: "celeste, blanca y punzó".
Las victorias patriotas en Rincón de las Gallinas y la de Sarandí (el 24 de setiembre y 12 de octubre respectivamente) decidieron al Congreso de las Provincias Unidas a resolver que la Provincia Oriental se incorporara, el 25 de octubre de 1825.
La consecuencia de la incorporación de la Provincia Oriental a las Provincias Unidas fue la declaración de guerra por parte del Imperio de Brasil el 10 de diciembre de dicho año.
Todo este proceso llegó a su fin en 1828, con la creación del Estado Oriental.
Hoy en día, los festejos de las fechas patrias están deslucidos. Prueba de esto es que en el acto del aniversario número 190 de la declaratoria de la independencia de Uruguay, celebrado en Florida, el actual Presidente de la República, Tabaré Vázquez, fue recibido por una ola de manifestantes de los gremios de la educación, de la salud y algunos ambientalistas. El acto se desarrolló en medio de abucheos, caceroleos y gritos, incluso durante el momento del himno.

A pesar de haber estado respaldada por dos siglos de tradición de celebración, hoy en día la declaratoria de la Independencia de nuestro país pasa sin pena ni gloria, con celebraciones casi obligadas, huérfanas del apoyo popular que solían tener hace tan sólo unos años.
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